Por Alejandra Quiroz Hernández |
Tuve oportunidad de visitar la Feria Internacional del Libro del Estado de México por primera vez. Esta feria se realiza desde 2015 y sustituye la antigua Feria Estatal del Libro. Si bien la Universidad Autónoma del Estado de México permanece como organizadora, a esta se sumó el gobierno del Estado de México y la actual Secretaría de Cultura federal. Dicha colaboración es muy significativa pues enriquece y amplía los alcances de organización.
Es hasta 2019 que la Feria se presenta con el emblema que actualmente la distingue. No es una cuestión menor puesto que la identidad gráfica es un factor para que el público la reconozca y haga propia. Para esta edición, la de 2023, me pareció muy interesante la adopción de un ícono de la literatura universal como gancho para atraer a un público intergeneracional de lectores. Un detalle inesperado fue la presencia de una botarga de Shakespeare con el diseño de la feria, misma que sorprendía al público presente. El lema “Sin lectores no hay escena” también dota de relevancia a ese actor imprescindible para la circulación de los libros: el lector. Toda la campaña de la Feria me pareció un acierto, definitivamente.
Aunque el piso de expositores es aún modesto, creo que a partir de proyectos como el Ecosistema del Libro en el Estado de México será posible atraer a otros actores que se integren a la oferta editorial. Por lo pronto cuenta con una buena representación de lo que se produce a nivel nacional. Destaco la participación del gremio de editores de Guadalajara pues llegar al Estado de México es un esfuerzo significativo para acercar la literatura Tapatía al público Mexiquense.
En la planta superior del centro de exposiciones se encuentra una sala de lectura para el público infantil. En ella programaron actividades como lectura en voz alta, talleres, kamishibai y teatro, lo que enriquece la experiencia estética de niñas y niños que frecuentan la FILEM. Se trató de un espacio colorido con unos exhibidores de libros que semejaban ser macetas de plantas. Tuve oportunidad de ver una puesta en escena que contaba con un público nutrido. Este espacio se complementa de la oferta de libros y albumes ilustrados en el piso de exhibición y venta de libros.
Por supuesto el intercambio profesional no debe faltar en este tipo de actividades. Tuve el honor de ser parte del encuentro Estatal de bibliotecarios del Estado de México, donde participé en una conversación con la Dra. Carmina Vivero y Alejandra Pereyra sobre los logros y desafíos del fomento a la lectura en las bibliotecas públicas. Tuvimos un intercambio muy puntual que señalaba la importancia de involucrar diversos actores en el fortalecimiento de las actividades de fomento a la lectura, al mismo tiempo que reconocimos la importante labor que desempeñan las y los bibliotecarios con los recursos que tienen a la mano.
Siendo una Feria joven, la FILEM tiene todavía muchas oportunidades para posicionarse como actividad imprescindible en la oferta mexiquense. Sería importante aumentar las opciones de alimentación así como mejorar los señalamientos en la vía. Si bien cuenta con transporte de y hacia el Centro de Convenciones desde puntos estratégicos para facilitar el traslado de las y los lectores, sería recomendable mejorar la logística para satisfacer la demanda del servicio.